El cierre de la sesión del viernes fue en particular bastante movido, al igual que el cierre de la semana anterior. Comenzó con los mercados de EE.UU. abriendo en negativo con un -2.5% y continuando a la baja el resto de la sesión, amenazando con empujar las acciones a otra corrección ya que las preocupaciones por el coronavirus siguen abrumando a los inversores. Luego, a unos 20 minutos del cierre, los mercados se recuperaron y recuperaron pérdidas más modestas (en términos relativos). Los toros pujaron bastante para lograr mantener al mercado por encima del máximo de 2018 y, sobretodo, para lograr el cierre por encima de este nivel y tratar de evitar que se propaguen aún más las ventas.
El mercado está viendo niveles de volatilidad no vistos desde 2011 y, con un mayor número de infectados por el coronavirus, los inversionistas y fondos de inversión continúan migrando capitales hacia activos de menor riesgo. Las tasas de rendimiento en EE.UU. haciendo mínimos históricos y cerca de alcanzar 0, como muchas otras grandes economías. El oro continúa en ascenso. Los datos macroeconómicos de China muestran los estragos del coronavirus y todo pareciera indicar que podríamos estar cerca de una recesión económica.
El problema es que muy pocas veces nos enteramos que estamos en una recesión cuando realmente estamos en medio de una. Las recesiones generalmente, de acuerdo a algunos economistas, se conocen como dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo del PIB. Durante una recesión económica la actividad económica se reduce, disminuye el consumo y la inversión y aumenta el desempleo. Sin embargo, la economía de EE.UU. por el contrario creció 2,1% en el cuarto trimestre y el día viernes los empleadores estadounidenses agregaron 273.000 empleos a sus nóminas en febrero, mucho más de lo esperado. Claro está que el coronavirus aún no se había convertido en una amenaza económica mundial el mes pasado, por lo que los informes de marzo y abril podrían contar una historia muy diferente. Con estos números, aún tendríamos que esperar otros dos trimestres para ver si realmente podríamos hablar de recesión o no.
Técnicamente hablando, el SPX se mantiene por debajo de su EMA de 200 días y apenas ha logrado cerrar por encima del máximo de 2018. Hasta este punto el mercado ha retrocedido poco más de 10%, llegando ha caer hasta un 15% en este retroceso. La marca de un retroceso de 20% nos señala, de acuerdo a la teoría, el punto en el cual podríamos a hablar de un cambio de tendencia. Por supuesto que visto desde el gráfico mensual, aún la tendencia alcista histórica se mantiene, pero aquí estaríamos refiriéndonos al menos a la tendencia alcista iniciada en 2009, que se perdería con una caída por debajo de los 2.400 puntos.
La mayoría de los componentes del SPX se ubican por debajo de sus EMAs de 20, 50 y 200 días. Alcanzando niveles extremos de sobreventa. El RSI, a pesar de haber salido de sobreventa, no ha podido superar aún el nivel 50 y se perfila hacia un nuevo ingreso en la zona de sobreventa, que podría traducirse en caídas mucho más acentuadas.
Ciertamente nos mantenemos atentos al desarrollo de la semana que viene para ver si efectivamente hemos visto fin al retroceso o podríamos apenas estar comenzando.
Caídas por debajo de la zona actual nos señalan cortos escalonados, posiblemente hasta los 2400. Los 2847, 2734 2600 y 2500, representan los posibles soportes previos antes de llegar allí. Así que cerca de cada uno de ellos se plantean tomas de ganancias. El stop loss lo ubicamos por encima de cada uno de estos niveles. Por el lado contrario, un rebote sobre la zona actual nos llevaría a buscar largos hasta los 3100 y 3258. Nuevamente, el stop loss se ubica por debajo del soporte actual (máximo de 2018).
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